El encontrar un equilibrio en nuestro día a día no es fácil, pero tan poco imposible. Es parte de un desaprender para aprender.
La rapidez con que vivimos nos lleva a perdernos de esos momentos simples, únicos e irrepetibles. Nos olvidamos que somos personas, que somos seres reales, que sentimos y que vivimos ocultando nuestras emociones para no incomodar a nadie. Sin permitirnos descubrirnos y explorarnos en toda nuestra esencia, olvidándonos hasta de quienes somos y de donde venimos.
Y ni que decir cuando somos padres, madres, nos entregamos con alma vida y sombrero hasta perdiendo nuestra identidad por momentos. Viviendo la vida de nuestros hijos y en ocasiones de nuestras parejas.
Es momento de bajarnos de la rapidez con la que nos lleva la cotidianidad y simplemente tomar distancia para desde la tranquilidad, observar, evaluar y respirar.
Es momento de vernos desde afuera y visualizarnos con compasión, amor y perdón. Es momento de disfrutarnos, reencontrarnos y reinventarnos. Disfrutar es pequeños momentos, ese día a día, ese paso a paso sin juzgarnos por lo que dejamos de hacer y por lo que queremos hacer.
Vivir cada momento, cada segundo en el aquí y en el ahora. Mostrar les a nuestros hijos que en la simplicidad de la vida encontramos la paz y la plenitud.
Los invito ser ustedes con esa esencia única, con el poder de ser quienes quieren ser, sin mirar atrás y sin mirar más haya, solo mirando el aquí y el ahora, sin olvidar que también es importante bajarnos y salirnos de cotidianidad tomar distancia para empezar cada que necesites Contla tranquilidad, la paz y la plenitud con que debemos vivir y disfrutar la vida.