Ser firme y amable siempre es posible. La firmeza y la amabilidad nos lleva al respeto mutuo, cuando somos Firmes, estamos siendo respetuosos con nosotros mismos y con la situación y cuando somos Amables estamos siendo respetuosos con el otro (niño/a). Sin embargo en ocasiones y con facilidad caemos en un baile donde pasamos de la firmeza a la amabilidad de un solo brinco. Olvidándonos del respeto por quien educamos y hasta por nosotros mismos. Ser firme y amable nos permite brindar una educación respetuosa con conciencia desde el Corazón. Así que educa el corazón.
Porque cuando educamos el corazón, educamos para la vida con compasión, tolerancia y aceptación.